Los deseos eróticos de las esposas cumplidos en una sesión de sexo grupal

Los deseos eróticos de mis esposas cobraron vida en una sesión de sexo grupal. Observé cómo era complacida por dos hombres, uno enfocado en su puerta trasera mientras el otro trabajaba su boca. El clímax la vio saboreando su semen.

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Después de un agotador día de trabajo, los antojos eróticos de mis esposas llegaron a un máximo histórico.Incapaz de resistirse más, anheló un encuentro grupal salvaje.Me confió la responsabilidad de organizarlo.En cuanto todos estuvieron en su lugar, esperaba ansiosamente la llegada de sus parejas.Una vez que llegaron, no perdió tiempo en iniciar el encuentro, turnándose ansiosdamente para complacerla con sus miembros palpitantes.La habitación reverberó con gemidos de éxtasis mientras hábilmente atendía a cada hombre, su lengua bailaba sobre sus ejes en una tentadora exhibición de cunilingus.Entonces aceptó ansiosmente su penetración, su cuerpo respondiendo con fervor mientras la follaban. La vista de que era de doble equipo era un espectáculo para contemplar, su esposo cautivado por la exhibición erótica que se desarrollaba ante él.El clímax del encuentro la vio recibir generosamente sus cargas calientes, su boca se llenó hasta el borde con su esencia.La vista de ella, completamente satisfecha y lamida de limpio, dejó a los hombres con un sentido de cumplimiento.